¿Cómo podemos navegar por una crisis de una manera que nos haga no sólo crecer, sino también florecer y poder apoyar a nuestros seres queridos y a los que nos rodean? Las experiencias de los últimos dos años nos han impactado profundamente a nivel físico, mental, emocional, financiero.
Para mí en lo personal la parte más difícil fue que en mitad de mis 60s, cuando mi esposo y yo ya estábamos planeando cómo que tener una vida más tranquila, tener un huerto, disfrutar de los frutos de nuestro trabajo de tantos años y de una paz que para mí había sido muy difícil de conseguir durante años de trabajo interior. Cuando llegó esta situación fue como estar otra vez en medio de un huracán en donde me sentía impotente ante situaciones externas y eso me detonó mucho.
Sentía como si la vida me hubiera regresado nuevamente a la etapa de mi adolescencia en donde las situaciones externas estaban totalmente fuera de mi control y yo no podía hacer nada para defenderme. La parte más difícil era confiar y fluir con la situación porque sentía que me rebasaba por completo.
Afortunadamente nuestra situación financiera era estable tanto por el trabajo como psicólogo de mi esposo que afortunadamente puede hacer vía remota y que yo he tenido la fortuna de trabajar en mi casa desde hace muchos años y mi ingreso inclusive aumentó. Tengo una relación muy armoniosa con mi esposo, lo cual nos ha permitido pasar por todos estos meses sin sentirnos como si estuviéramos encerrados en una jaula llena de leones, como sucede cuando las relaciones son conflictivas.
Pero lo que sí me angustiaba mucho era esa incertidumbre de no saber qué va a pasar, de sentir que la situación estaba totalmente fuera de mi control y de sentirme separada de mis seres queridos, especialmente de mis hijos porque ellos viven en otro país y yo no podía visitarlos como antes.
También sentía toda una serie de emociones como el miedo ante la situación que no podía controlar, y enojo por sentir que tenía que seguir los designios de otras personas que no necesariamente estaban pensando en nuestro bienestar.
Descubrí que a pesar de toda la incertidumbre que vivía, la crisis me estaba dando la oportunidad de revisar muchas cosas de mí misma y sobretodo de desarrollar habilidades que no sabía que yo tuviera. Aprendí nuevas herramientas para trabajar en línea y seguir creciendo y ayudar a otras personas a hacer lo mismo.
Desde hace años que cuidamos no solo la alimentación, sino tener un espacio libre de tóxicos usando siempre el poder de las plantas para proteger y fortalecer a nuestro organismo.
Tener un jardín en donde cuidamos a seres vivos ha sido un placer que me llena el alma, lleno de aprendizajes y conexiones. Me permite salir al sol y estar en medio de la naturaleza. Me permite sentirme conectada con la Vida.
Más que nada ha sido entender que no estamos rotos, sino solamente pasando por tiempos de retos y que podemos desarrollar y utilizar múltiples herramientas para no solamente salir de esta crisis, sino florecer a pesar de ella y ayudar a otros a hacer lo mismo.
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